tag:blogger.com,1999:blog-84317903266735385602024-03-13T13:51:11.925+01:00Pasado. Presente. Futuro.Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.comBlogger16125tag:blogger.com,1999:blog-8431790326673538560.post-85353771208482504242011-10-04T22:58:00.002+02:002011-10-05T14:51:02.482+02:00Punto y aparte.<div class="MsoNormal" style="text-align: center;"><i><b>Daphne (II)</b></i></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">En el aire de la medina se confundía el olor de las especias y el incienso mientras el sol de Marruecos dejaba tras de sí sus últimos rayos y el ocaso llegaba a su fin.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Daphne paseaba por las estrechas calles, rodeada de puestos de joyas, tés y ropa. <o:p></o:p></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">La corriente traía junto a sí el bullicio propio de un mercado. Los niños jugaban a su alrededor, felices. Uno de ellos descansaba en el suelo, con un gesto más triste. Se acercó a él y, al arrodillarse a su lado, el niño la miró atento, con unos ojos muy abiertos, curiosos, y llenos de la inocencia que caracteriza a chicos de su edad. Tendría tal vez seis o siete años.</div><div class="MsoNormal"><br />
Daphne, conmovida por el rostro del muchacho, buscó en su bolsa hasta encontrar uno de aquellos caramelos que tanto le gustaban cuando era tan solo una niña.<br />
<br />
</div><div class="MsoNormal">Su infancia no había sido como la de los demás. Recuerdos borrosos se agolpaban en su mente: aquel intenso olor a tabaco, tras el que siempre venía un golpe. Los constantes viajes, de país en país, tratando de escapar de aquel horror. Y el olor acaramelado de su abuela, que solía obsequiarle con algún que otro dulce.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Marruecos siempre había sido su destino fetiche, pero aun así no había estado nunca antes allí. Desde que había cumplido la mayoría de edad se había trasladado a Estados Unidos, y cada año hacía un viaje, nunca demasiado lejos. Procuraba no separarse de la estabilidad que siempre había añorado.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Pero ahora estaba allí, rodeada de una cultura que le fascinaba, viviendo uno de sus sueños, sintiéndose como aquellos días a las seis de la mañana frente a Tiffany’s, donde nada malo podía ocurrirle. Tenía la misma sensación de paz y tranquilidad, aquella sensación que siempre había deseado.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Daphne volvió de nuevo al presente cual animal se despierta tras el largo invierno y, todavía algo aturdida, vio frente a sí a aquel simpático niño, con una expresión de extrañeza, que rápidamente se tornó en asombro y alegría ante aquel pequeño dulce, algo a lo que no estaba acostumbrado.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Se levantó rápidamente y corrió junto a sus amigos, a enseñarles dicho presente. Podía decirse que hasta se sentía orgulloso.<o:p></o:p></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal">Daphne le siguió con la vista y dejó que en su rostro se dibujara una leve sonrisa, una de aquellas que creía haber olvidado.<o:p></o:p></div>Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8431790326673538560.post-75115890283039756692011-05-08T16:51:00.000+02:002011-05-08T16:51:49.464+02:00Punto y aparte.<div align="center"><span style="font-size: large;"><strong><em><span style="font-family: Times, "Times New Roman", serif;">Daphne</span></em></strong> <em>( I )</em></span></div><br />
Corría el 20 de mayo del 97, y las calles de Nueva York estaban rodeadas del bullicio habitual. <br />
Como cada mañana, Daphne salió de su pequeño apartamento para dirigirse al trabajo.<br />
Un día más comenzaba aquella horrible rutina.<br />
<br />
Al llegar a la puerta del edificio, vio algo que jamás hubiera imaginado.<br />
Todo estaba cubierto por un fino manto de nieve, de un blanco como nunca antes había visto.<br />
El gris habitual de su ciudad había sido sustituido por un color tan simple y a la vez esperanzador...<br />
Tanto como que nevara en pleno mes de mayo, cuando las temperaturas rozaban los veinte grados.<br />
Sí, era extraño, pero llenó aquel corazón marchito de un halo de esperanza que había desaparecido meses atrás.<br />
<br />
Daphne no lo pensó un segundo más, aquello era una señal, y no debía ignorarla.<br />
Por primera vez en su vida dejó de lado su prudencia y su sensatez, y sintió que tal vez sí hubiera un sitio para ella en aquel mundo que tanto le costaba comprender, creyó en que ella también tenía derecho a ilusionarse.<br />
<br />
Tiró en el contenedor más cercano el maletín con todos aquellos documentos que nunca habían requerido su interés, y se dio la oportunidad de abandonar todo aquello que le había obligado a olvidar lo que realmente esperaba de la vida.<br />
<br />
Subió por última vez aquellas gastadas escaleras. Abrió la puerta de su vivienda y, decidida, buscó en el armario del recibidor aquella vieja maleta que la había acompañado en tantos viajes, aquella vieja maleta que almacenaba tantos recuerdos.<br />
<br />
Guardó en ella algo de ropa, únicamente lo indispensable, su neceser y el libro de Bécquer que su abuela le había regalado cuando era solo una niña. No necesitaba nada más.<br />
<br />
Salió y llamó a un taxi.<br />
Dejó en el maletero su equipaje y, al entrar, indicó su destino al conductor.<br />
Este, sorprendido por el tono valiente e incluso alegre de aquella muchacha, algo inusual en una ciudad donde lo común eran la prisa y el estrés, vio por el retrovisor. Mas, aquel no era el reflejo de una simple chica, sino que el espejo mostraba decisión, ilusión y, sobre todo, ganas de vivir.<br />
<br />
Cuando llegó al aeropuerto se acercó hasta uno de los mostradores y pidió un billete de avión.<br />
El hombre que allí trabajaba, de aspecto descuidado, dijo irónicamente:<br />
- ¿No piensa decirme el destino? <br />
<br />
Ella dudó, no más que por un instante, ya que eso no importaba, su único objetivo era escapar de allí, emprender una nueva vida lo más lejos posible.<br />
En ese momento el altavoz del aeropuerto avisó del embarque para viajar a Marruecos.<br />
Ese sería su destino.<br />
<br />
Al poco tiempo estaba sentada en uno de los asientos de aquel avión, a punto de despegar.<br />
<br />
A su derecha descansaba una mujer, con un niño de tal vez cinco años.<br />
Ella parecía cansada. En su cara se marcaban unas grandes ojeras, fruto de aquel insomnio debido a todos los problemas económicos que tenía. De este viaje esperaba que el padre de la criatura reconociese su paternidad y le ayudara a mantenerlo, para que no fuera consciente de su pobreza, y no sufriera como ella lo hacía ahora.<br />
Mientras tanto, en su regazo descansaba el niño, ajeno al disgusto de su madre. Sonreía, sorprendido por todo lo que le rodeaba, descubría un mundo nuevo para él.<br />
<br />
Por el pasillo caminaba un hombre, vestido con traje, que no hacía más que suspirar mientras hablaba por teléfono. Tenía cincuenta años. Desde que había acabado su carrera en bellas artes, al no encontrar empleo, se dedicaba a recorrer el mundo como comercial, trabajando para una empresa que le pagaba realmente una miseria. Su esperanza: encontrar grandes compradores que le permitieran ganar el dinero suficiente para casarse con la que esperaba sería su mujer, de la que llevaba enamorado desde su juventud.<br />
<br />
Allí estaba Daphne, rodeada de historias, deseos y anhelos. Y se preguntaba, al igual que los demás, qué sería lo que realmente le depararía aquella travesía.<br />
Sus ojos, centelleantes, brillaban al pensarlo. Sabía la respuesta: <em>Una nueva vida</em>.Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8431790326673538560.post-69900641779503779472011-04-19T22:18:00.002+02:002011-04-19T22:21:58.171+02:00Punto y aparte.<span class="Apple-style-span" style="font-size: x-small;">Esta entrada no pertenece a la historia de Elena, al igual que todas las demás que lleven este título.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: x-small;">Y muchas gracias por estas 800 visitas! :)</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="font-size: x-small;"><br />
</span><br />
<br />
<div style="text-align: center;"><b><i>Invierno</i></b></div><div style="text-align: left;"><br />
</div><div style="text-align: left;">La calle está sumida en la oscuridad.</div><div style="text-align: left;">No hace mucho estaba lloviendo, y ahora se respira ese curioso olor que deja tras de sí la humedad.</div><div style="text-align: left;">El frío invierno ha llegado, con él las lluvias, la penumbra.</div><div style="text-align: left;">La tristeza habitual de esta estación cubre las calles de la ciudad.</div><div style="text-align: left;">Es contagiosa, y poco a poco nos invade, lentamente.<br />
<br />
</div><div style="text-align: left;">Una única farola alumbra el final de la avenida, y busco en su luz el calor que ahora me falta, pero parece que no soy la única persona que ha tenido tal ocurrencia.</div><div style="text-align: left;">Bajo la claridad de un candil se refugia un muchacho. Supongo que tendrá unos diecinueve o veinte años. Su cabello es de un tono cobrizo, y su tez blanca, como la nieve que reposa sobre las cumbres de las altas montañas, allí, en el horizonte.</div><div style="text-align: left;">Viste un abrigo largo y gris, me recuerda a aquellas películas de época que tanto me gustaban, y junto al resto de su atuendo, de colores oscuros, provoca en mí una extraña sensación.</div><div style="text-align: left;">Entonces, es consciente de mi presencia y se vuelve hacia mí.</div><div style="text-align: left;">Ahora puedo observar su rostro: sus rasgos son suaves; sus ojos, grises, al igual que los edificios y todo el paisaje que nos rodea, pero al contrario que la piedra y el cemento, su mirada es cálida, sincera, expresiva, amable... Transmite confianza y seguridad.<br />
<br />
</div><div style="text-align: left;">Oigo unos pasos tras de mí. Me giro, pero no hay nadie.</div><div style="text-align: left;">Cuando vuelvo mi vista hacia la farola él ya no está allí, y todo queda nuevamente impregnado de soledad, quietud y silencio.<br />
<br />
<br />
<br />
.</div>Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8431790326673538560.post-39642229253179092072011-03-21T23:07:00.003+01:002011-03-22T19:14:25.283+01:00Silencio.Al final de camino estaba un hombre, de tal vez unos treinta años.<br />
Su aspecto era triste.<br />
Sus ojos, de un intenso color miel, estaban enrojecidos, irritados, tal vez por las lágrimas que habían dejado aquel rastro por sus mejillas.<br />
Su barbilla estaba cubierta por una barba, tal vez de unos tres o cuatro días, fruto del descuido, y su boca, lejos de mostrar una sonrisa, reflejaba la más honda tristeza y pesar.<br />
Sus hombros se inclinaban cara al suelo, dejando entrever un sentimiento de impotencia, que encajaba a la perfección con la desesperación que sus ojos reflejaban.<br />
<br />
- ¿Elena?- dijo.<br />
<br />
- Sí -, respondió ella.<br />
<br />
- Ten -, dijo mientras le tendía un sobre.<br />
<br />
Las manos de Elena temblaban. Su instinto le decía que ese sobre no deparaba nada bueno.<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: left;"><i> Elena, </i></div><div style="text-align: left;"><i>Supongo que si estás leyendo esto lo peor ha pasado, o está a punto de suceder.</i></div><div style="text-align: left;"><i>Sé que te debo muchas explicaciones, y creo que lo mejor será empezar por explicarte quién soy.</i></div><div style="text-align: left;"><i>¿Recuerdas aquel día en el parque, cuando un chico te llamó por tu nombre, sin conocerlo, y al día siguiente te había dejado una nota diciendo que fueras feliz? </i><i>Ese era yo.</i></div><div style="text-align: left;"><i>En realidad sí nos conocemos. </i></div><div style="text-align: left;"><i>Mi nombre es Rubén. Éramos amigos en el colegio, ¿te acuerdas?</i></div><div style="text-align: left;"><i>Después yo me mudé a otra ciudad, y perdimos el contacto. Hace unos meses volví por motivos de salud, estaba destrozado, he de confesarlo, pero cuando te vi aquel día allí, después de tanto tiempo, mi corazón volvió a latir con la fuerza necesaria para mantenerme vivo.</i></div><div style="text-align: left;"><i>Hace algún tiempo me diagnosticaron leucemia. Fue un golpe muy duro, por eso quise volver a esta ciudad que tan buenos recuerdos me traía, </i><i>quería vivir mis últimos días feliz.</i></div><div style="text-align: left;"><i>Pero cuando te vi allí, tan triste, deseé de tal manera poder cambiar esa realidad que volqué todos mis esfuerzos en ello, y tuve otra vez las ganas de vivir que poco a poco se marchitaban a medida que la enfermedad avanzaba. </i></div><div style="text-align: left;"><i>Mientras me hacían una transfusión, hace unas semanas, pensaba en ti, me dabas la fuerza para seguir, y entonces una melodía comenzó a surgir en mi cabeza, esa que encontraste en medio de las hojas de mi diario. Me encantaría poder interpretarla para ti, aunque fuera una última vez, pero supongo que ya es demasiado tarde...</i></div><i><br />
</i><br />
<i><br />
</i><br />
Elena dejó de leer y miró a aquel extraño, que ahora parecía un simple borrón debido a las lágrimas que inundaban sus ojos:<br />
<br />
- ¿Él? ¿Él se ha...? - titubeó, incapaz de terminar aquella pregunta que tanto dolor le causaba.<br />
<br />
El hombre negó con la cabeza.<br />
<br />
- No, pero está cada vez peor; los médicos dicen que...<br />
<br />
- ¿Dónde está? ¡Quiero verle!<br />
<br />
Tras decirle el nombre del hospital donde se encontraba, Elena corrió hacia allí.<br />
Preguntó a las enfermeras y llegó hasta la habitación donde él estaba.<br />
Tocó el pomo de la puerta temblorosa y asustada pero, finalmente, se decidió a entrar.<br />
<br />
Allí estaba él, que le había ayudado tanto en el pasado, su ángel de la guarda. Él, que en el presente la había animado a buscar la felicidad y le había hecho recuperar la esperanza. Él, que ahora que lo había encontrado se escapaba de su vida.<br />
<br />
- ¿Elena? Eres tú...<br />
<br />
- ¡Rubén! - dijo entre lágrimas. - Por favor, sé fuerte, no... no me dejes ahora.<br />
<br />
Su débil mano sujetó la suya con una dulzura que estremeció cada célula de su piel.<br />
Aquellos ojos verde esmeralda perdían segundo a segundo su brillo característico, poco a poco, y cada vez el final parecía más inevitable.<br />
<br />
- Elena... Yo, quisiera que oyeras la canción que te escribí... Sería mucho mejor tener un piano, pero es imposible, así que permíteme, al menos, tratar de reproducir la melodía con mi voz...<br />
<br />
- No gastes tus fuerzas en ello, ahora lo importante es que te recuperes. Tendremos miles de oportunidades para oírla.<br />
<br />
- Por favor, deseo hacerlo ahora. Ven, siéntate a mi lado.<br />
<br />
La canción era hermosa, y Elena, emocionada, dejó resbalar por su mejilla dos delicadas gotas de agua procedientes de sus ojos, cansados de llorar.<br />
Él recogió una de esas lágrimas, la acercó a sus labios y la besó, a la vez que pronunciaba la última nota de la melodía.<br />
Entonces, sus ojos se cerraron. Todo quedó en silencio.Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8431790326673538560.post-19216272788707176022011-02-23T16:20:00.000+01:002011-02-23T16:20:51.903+01:00Camino.Faltaban apenas tres minutos para las cinco.<br />
Elena entró en el parque, asustada, a la par que emocionada.<br />
Se dirigió hacia aquel desviado camino que la llevaría al punto de encuentro.<br />
El reloj de la catedral dio las cinco. Era la hora. Se apresuró.<br />
Su corazón, frenético, estaba a punto de salírsele del pecho.<br />
Tomó el atajo que llegaba hasta el banco.<br />
<br />
Tras las hojas de aquel frondoso árbol se escondía aquel extraño que creía conocer, gracias a aquellas sinceras líneas que habían quedado plasmadas en el diario que el destino había puesto en sus manos.<br />
<br />
Apartó las últimas ramas, cerró los ojos, inspiró profundamente y dio un paso adelante. Pero cuál fue su sorpresa cuando vio aquel banco vacío: no había nadie allí.<br />
<br />
La mirada de Elena no pasó por alto un pequeño bulto que descansaba sobre aquel asiento.<br />
Era una caja. La abrió, curiosa, y descubrió en su interior una flor, acompañada de un trozo de papel.<br />
Cogió este último y, al desplegarlo, observó de nuevo aquellos trazos que tanta confianza le inspiraban. Leyó:<br />
<br />
<em>Una vez sentada en este banco, si giras tu mirada a la derecha verás un sendero. Síguelo.</em><br />
<br />
Así lo hizo, y llegó a las orillas de un río.<br />
<br />
¡Qué curioso! - pensó.- Nunca había llegado hasta aquí.<br />
<br />
Miró a su alrededor, esperando verle a él, pero nuevamente no estaba. Lo que sí había allí era una gran roca. Se acercó, y observó que una minuciosa caligrafía la había tallado, dejando tras ella un mensaje:<br />
<br />
<em>¿Ves el agua? Corre camino al mar, al igual que algún día lo hicieron tus lágrimas. Permíteme ayudarte a que esto sea solo un recuerdo del PASADO, para que en tu mirada únicamente brille el sol. Sigue por el sendero hasta el jardín y, una vez allí, dirígete al laberinto que forma el seto.</em><br />
<br />
Elena, sorprendida por el ingenioso juego de aquel muchacho, decidió seguir adelante.<br />
<br />
Al llegar a los jardines de aquella especie de palacio, buscó el laberinto del que hablaba la nota. Al llegar a su entrada observó un cartel que explicaba su historia, pero lo que realmente llamó su atención fue un pequeño pliego pegado en una esquina.<br />
Lo arrancó cuidadosamente. Nuevamente era un mensaje "suyo":<br />
<br />
<em>Un laberinto: dudas, indecisión, muchos caminos y solo uno es el correcto. Así es nuestro PRESENTE, y está en nosotros la capacidad de emprender el camino adecuado, con paso firme... Solo así alcanzaremos el FUTURO.</em><br />
<br />
Pasado... tristeza, lágrimas. Presente... indecisión, dudas. Futuro... ¿qué me deparará el futuro? - se preguntó Elena.<br />
<br />
Entró en el laberinto. Frondosas paredes formadas por aquel seto la rodeaban. <br />
Opresión, agobio... Miedo. ¡No! Tenía que superarlo. Continuó hacia delante.<br />
Dos caminos frente a ella: ¿derecha o izquierda? Inseguridad, temor... No podía volver atrás.<br />
Era ahora o nunca. <br />
<br />
Decidió optar por la izquierda, y así hasta el final. Conocía la solución.<br />
<br />
Entonces, vio que aquel pasillo se abría al exterior.<br />
Una silueta al fondo... ¿Él?Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8431790326673538560.post-51097181623798987802011-01-19T22:50:00.001+01:002011-01-19T22:51:59.633+01:00La tienda de música.Allí estaba. Esa era la vieja tienda de música.<br />
<br />
Elena respiró hondo y abrió la puerta tímidamente, pero con la valentía que le había faltado durante los últimos meses.<br />
<br />
Entró con el diario en la mano y, decepcionada, vio que no había nadie allí.<br />
<br />
- ¿Querías algo?<br />
<br />
Elena se giró y vio tras ella a un hombre de avanzada edad, al que la vida no había perdonado el paso de los años, que ahora quedaban reflejados en aquellas arrugas que recorrían su rostro. Contrariado, tal vez por una cara nueva después de tanto tiempo, repitió:<br />
<br />
- Perdona, ¿necesitas algo?<br />
<br />
- Eh... Bueno, yo... La verdad es que, bueno, me encontré esto - dijo señalando el diario -, su dueño escribió que solía ir a...<br />
<br />
El anciano desapareció tras la cortina que separaba el establecimiento de la trastienda.<br />
Elena ya se disponía a irse, cuando aquel hombre le tendió un papel algo arrugado mientras preguntaba:<br />
<br />
- ¿Lo reconoces?<br />
<br />
<br />
Comenzó a leer: <br />
<br />
<div style="text-align: center;"><i>"¿Has sentido alguna vez que no eres nadie? </i><br />
<i>He oído esa frase mil y una veces: no somos nadie. Odio esa expresión, pero lo que más me molesta es llegar a sentir que es cierta...</i><br />
<br />
<i>A veces me pongo a pensar en qué soy y qué quiero ser... pero no tengo una respuesta clara.</i><br />
<br />
<i>Por una vez me gustaría ser la protagonista de mi propia historia, y no solo un personaje secundario... Pero siento que nunca voy a encontrar esa aventura que vivir, ese sueño que cumplir..."</i></div><br />
<br />
Según avanzaba en la lectura de aquel manuscrito, su voz se quebraba poco a poco, una presión asolaba su pecho y las lágrimas anegaban sus ojos.<br />
<br />
Ella lo había escrito, ella había arrancado aquella hoja de su cuaderno y la había llevado hasta el mar, donde había dejado que la corriente se la llevara al fondo, con la esperanza de que con ella se fuesen sus preocupaciones. Y ahora estaba allí, en sus manos.<br />
<br />
<br />
- Supongo que te resulta familiar...<br />
<br />
Elena asintió con la cabeza, ya que su boca no emitía sonido alguno.<br />
<br />
- Entonces, creo que deberías leer esto.<br />
<br />
Aquel anciano dejó un sobre cerrado sobre la mesa que los separaba, y desapareció nuevamente, concediéndole a Elena algo más de intimidad.<br />
<br />
<br />
<br />
Ella, temblorosa, tomó el sobre y se dirigió hacía el bello piano de cola que había al fondo.<br />
Se sentó y lo abrió. De él sacó un papel donde reconoció aquel trazo tan familiar:<br />
<br />
<br />
<div style="text-align: justify;"><i>Me esperaba que pudieras ser tú la que encontrara mi diario, y no quería perderme la oportunidad de conocerte.</i><br />
<br />
<i>En este momento te estarás preguntando quién soy y, sobre todo, qué ha pasado con tu carta sin destinatario.</i><br />
<i>Bien, empezaré por lo segundo.</i><br />
<br />
<i>El día que estabas en la playa yo descansaba sobre la arena, a solo unos metros de ti.</i><br />
<i>Fue entonces cuando vi tu desesperación, y en parte me reconocí a mí mismo reflejado en cada uno de tus movimientos.</i><br />
<i>Quería acercarme a ti y ayudarte, compartir tus emociones, a pesar de que no nos conocíamos de nada, o de casi nada.</i><br />
<i>Pero te fuiste corriendo. </i><br />
<i>Me acerqué a la orilla y vi flotando un papel, lo recogí y después lo dejé secar a la luz del sol.</i><br />
<i>Cuando lo leí no podía salir de mi asombro, viendo que no era el único que me sentía así.</i><br />
<i>Recibí una llamada, me fui a casa corriendo y, desgraciadamente, olvidé allí mi diario.</i><br />
<i>Ahora imaginándote leyendo esto pienso que realmente fue un regalo del destino, y considero ese olvido una fortuna; así que rectifico, afortunadamente perdí mi diario.</i><br />
<br />
<i>En cuanto a quien soy, me gustaría que lo vieras en persona, es decir, que podamos conocernos de una vez por todas.</i><br />
<br />
<i>Te propongo algo: esta tarde te esperaré a las cinco en el parque que está a las afueras de la ciudad, en la zona norte; siguiendo el sendero podrás llegar a un pequeño camino que lleva a un banco. Allí estaré.</i></div><br />
<br />
Elena miró el reloj: eran las cinco menos cuarto.<br />
<br />
Salió de la tienda. Dejó atrás su torpeza habitual y corrió veloz, más ágil que nunca. <br />
<br />
Algo que desconcertaba a Elena, a parte de lo evidente, era que aquellas indicaciones la llevaban a un lugar más que conocido para ella: su parque, su banco...<br />
¿Qué encontraría allí?Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-8431790326673538560.post-72089252102588255332011-01-16T22:48:00.000+01:002011-01-16T22:48:14.456+01:00Recuerdos.<i>Hoy he pasado por aquel lugar, y he recordado instante a instante aquel fatídico día.</i><br />
<i>Recuerdo cómo suplicaba que no me abandonasen. Pedía perdón una y otra vez, sin saber por qué. Prometía no ser un estorbo, ocupar poco espacio, ser imperceptible... tal como acabé siendo con el paso de los años.</i><br />
<i>Pero todas aquellas palabras que escondían rabia y desesperación no servían de nada.</i><br />
<br />
<i>De aquella vieja y decrépita puerta salió una mujer alta, seria, y con una mirada impenetrable.</i><br />
<i>La miré, asustado y temeroso, y me dí media vuelta. Observé a mis padres. </i><br />
<i>Él, serio y distante, como siempre. Ella escondía tristeza en sus verdes ojos, aquellos que yo había heredado. Entonces se agachó, y al oído me dijo:</i><br />
<br />
<i>- Perdóname, corazón. No sabes lo mucho que me cuesta hacer esto, pero algún día te darás cuenta de que es por tu bien.</i><br />
<br />
<i>- Déjalo, Isabel. Es solo un niño caprichoso e insolente-, dijo él, y tirando de su chaqueta se la llevó para siempre.</i><br />
<br />
<i>Me decía que era por mi bien, pero aún hoy, a mis 20 años, sigo sin comprender qué tuvo aquello de bueno para mí. No me importaba sufrir, quería compartir su dolor, estar a su lado.</i><br />
<i>Prefería eso mil veces antes que la soledad a la que me sometí en aquel frío orfanato. </i><br />
<i>Pensaban que por tener cinco años no me daba cuenta de lo que estaba pasando, pero era tan consciente de la situación como lo soy ahora. Los moratones no escapaban de mi vista, tampoco los gestos de dolor.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Aquel día fue el último que la vi. Hoy la busco en cada esquina, en cada calle... pero nunca encuentro aquel rostro que tanta paz me transmitía.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Recuerdo como me llevaba a aquella tienda de instrumentos musicales y nos sentábamos en aquel antiguo piano de cola, y ella tocaba aquella hermosa melodía que no logro olvidar, pero que tampoco quiero olvidar. Supongo que es la forma de sentirla aquí, conmigo. Y por eso cada día voy a la tienda de música, me siento en el mismo lugar, y toco la misma canción. </i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Algunos pensarán que es una forma estúpida de consolarme, pero es el mejor momento del día, en el que el dolor que reside en mi pecho se atenua cuando miro a mi izquierda y la veo, sentada junto a mí, sonriendo y animándome a seguir adelante.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Es la fuerza que me hace continuar, el motor de mi vida.</i><br />
<br />
<br />
<br />
<br />
Las lágrimas caían por las mejillas de una emocionada Elena, que deseaba conocer a aquel que compartía sentimientos tan similares a los que ella albergaba. Quería devolverle su diario, aquel pozo de sentimientos, emociones y recuerdos.<br />
<br />
Un presentimiento le decía que él estaría en la tienda de música que estaba al doblar la esquina.<br />
<br />
Decidió acudir a aquella cita que el destino había concertado, sin saber lo que encontraría allí.Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8431790326673538560.post-24733227807141222782011-01-09T22:55:00.000+01:002011-01-09T22:55:22.682+01:00Memorias de un diario inquieto.¿<i>Alguna vez te has parado a pensar en qué será de ti mañana?</i><br />
<i>¿En cuántos días te quedan de vida? ¿En qué hay más allá de ella?</i><br />
<br />
<i>A veces preguntas como estas me atormentan, porque sé que no podré encontrar respuestas.</i><br />
<i>Soy una mente inquieta y curiosa deseosa de soluciones que nunca obtendré. </i><br />
<i>Realmente no, no entiendo esta vida, esta sociedad, los estereotipos y modelos a seguir...</i><br />
<i>Me siento como un pez de agua dulce en medio del extenso mar, fuera de lugar.</i><br />
<i>Y después está el miedo, ese miedo a lo desconocido y a lo futuro...</i><br />
<br />
<br />
Así empezaba aquella especie de diario que había encontrado días atrás Elena.<br />
Entre hojas sueltas y partituras, revestidas de un trazo preciso a la vez que bello, se escondían palabras cargadas de sinceridad, escritas por alguien a quien no conocía, o que tal vez se había cruzado alguna vez en medio de las calles de su ciudad, porque todo era posible.<br />
<br />
Elena siguió enfrascada en la lectura de aquel manuscrito, cuya letra le resultaba extrañamente familiar...Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8431790326673538560.post-14964684972850888442010-12-10T23:11:00.000+01:002010-12-10T23:11:14.852+01:00Hallazgo.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://4.bp.blogspot.com/_umPH1ywr8p0/TQKkgCgPQhI/AAAAAAAAABo/iKDkAl8n7OM/s1600/AtardecerenSamil.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="http://4.bp.blogspot.com/_umPH1ywr8p0/TQKkgCgPQhI/AAAAAAAAABo/iKDkAl8n7OM/s320/AtardecerenSamil.jpg" width="320" /></a></div><br />
<br />
<br />
Desesperación, temor, miedo.<br />
<br />
Anhelo, esperanza, deseo.<br />
<br />
Sensaciones acumuladas día tras día en aquel frágil corazón, al que le costaba cada vez más resistir tan diversas emociones no exteriorizadas, reprimidas por aquel modelo de sociedad que seguía sin entender. <br />
<br />
Elena corría. Corría desesperadamente.<br />
<br />
Quería huír, no solo de aquella sala que tantos recuerdos le traía, sino que lo que realmente pretendía era escapar de sí misma, de sus miedos, de sus deseos, de sus sentimientos... Temía ser ella misma, temía sentir, y consecuentemente sufrir, como tantas otras veces.<br />
<br />
Llegó a aquella cala apartada de las abarrotadas playas tomadas meses atrás por los turistas, y se dejó caer sobre la arena, agotada y sin fuerzas.<br />
<br />
Pasó minutos tumbada sobre la arena, tal vez incluso horas, hasta que su respiración volvió a ser acompasada y rítmica, dejando atrás el cúlmen de su desesperación.<br />
<br />
Notó como el agua del mar llegaba hasta ella. La marea había subido, el tiempo había pasado, pero su mente seguía debatiéndose entre lo propio y lo extraño, lo correcto y lo incoherente, lo monótono y lo espontáneo.<br />
<br />
Abrió los ojos, y los rayos del sol del crepúsculo la cegaron.<br />
<br />
¿Era aquello lo que deseaba? ¿No ver, y por tanto engañarse a sí misma, tratando de no sentir?<br />
¿No vivir, y simplemente existir?<br />
<br />
Se situaba ante un obstáculo. Dos caminos: rodearlo o saltarlo. Arriesgarse o no. Fallar o acertar.<br />
Parejas de términos opuestos que encogían cada vez más aquel rescoldo de esperanza que quedaba en ella, ya que el temor a fallar, al No, a caerse... siempre acababan por superar a sus antónimos en aquella lucha interior.<br />
<br />
Una suave brisa acarició su cara. Elena volvió su mirada al lugar de que esta procedía, y vio con asombro una especie de cuaderno que reposaba sobre la arena.<br />
<br />
Se acercó y lo abrió, curiosa por un instante.<br />
Cayó de él una hoja de papel, gastada, tal vez por su uso, que contenía un pentagrama con una serie de notas. Se preguntó cómo sería aquella melodía, que sensaciones transmitiría al oírla...<br />
<br />
Y entonces reparó en el contenido de la primera página de aquel misterioso hallazgo.Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8431790326673538560.post-92112050910456361312010-11-19T22:54:00.000+01:002010-11-19T22:54:27.385+01:00Océano adentro.Arrancó una hoja de la primera libreta que estaba en el interior de su mochila. Cogió una pluma, se sentó sobre el suelo y escribió:<br />
<div style="text-align: center;"><i><br />
</i></div><div style="text-align: center;"><i>¿Has sentido alguna vez que no eres nadie? </i></div><div style="text-align: center;"><i>He oído esa frase mil y una veces: no somos nadie. Odio esa expresión, pero lo que más me molesta es llegar a sentir que es cierta...</i></div><div style="text-align: center;"><i><br />
</i></div><div style="text-align: center;"><i>A veces me pongo a pensar en qué soy y qué quiero ser... pero no tengo una respuesta clara.</i></div><div style="text-align: center;"><i><br />
</i></div><div style="text-align: center;"><i>Por una vez me gustaría ser la protagonista de mi propia historia, y no solo un personaje secundario... Pero siento que nunca voy a encontrar esa aventura que vivir, ese sueño que cumplir...</i></div><div style="text-align: center;"><i><br />
</i></div><div style="text-align: center;"><i>Me gustaría tener el valor de enfrentarme a aquello de lo que ahora huyo, de dejar a un lado todo y empezar de nuevo. Sin embargo, parece que el pasado tiene un gran peso que me frena. A pesar de que trato de continuar mi camino, mi energía se consume hasta la última gota, como la vela a la que se le acaba la mecha, y cuando me doy cuenta, no he avanzado más que unos escasos centímetros...</i></div><div style="text-align: center;"><i><br />
</i></div><div style="text-align: center;"><i>Pensarás que estoy loca, que no tengo nada mejor que hacer que plasmar mis pensamientos en un papel arrugado; tal vez sea verdad. No quiero escribir un diario como las demás, me veo incapaz... Porque seguramente no pondría lo que realmente siento, sino lo que me gustaría sentir. Una falsa realidad que me gustaría creer, pero soy consciente de que es simplemente una utopía.</i></div><div style="text-align: center;"><i><br />
</i></div><div style="text-align: center;"><i>Solo soy una más, que no destaca, que cree que eso es lo mejor... Pero en ocasiones sospecho que sería increíble dejar de ser invisible, dejar de ser una don nadie. Limitarme a ser yo misma, a confiar y disfrutar de cada momento minuciosamente. De todas formas, llevar a la práctica la teoría no es tan sencillo como puede parecer.</i></div><div style="text-align: center;"><i><br />
</i></div><div style="text-align: center;"><i>¿Pesimista? A lo mejor, mas normalmente no soy así. Por lo general me conformo con lo que la vida me da, pero he llegado a un punto en el que quiero tomar mis propias decisiones, construir mi propio destino, sin miedos... Algo que hoy me parece imposible.</i></div><div style="text-align: center;"><i><br />
</i></div><div style="text-align: center;"><i>Hoy es un día un tanto extraño, no sabría definirlo... ¿Triste? No exactamente, pero es que no encuentro las palabras adecuadas, sé que me repito y muchas de las cosas que aquí expreso no aparentan tener sentido, aunque no importa, ya que nadie leerá esto.</i></div><br />
<div style="text-align: right;"><i>Elena.</i></div><br />
<br />
Elena firmó en la esquina de aquel pliego, a sabiendas de que nadie sería su receptor, y lo dobló.<br />
<br />
Se levantó y caminó hacia la orilla.<br />
Se adentró en el mar hasta que le llegó a sus rodillas, y el agua ascendió por sus gastados pantalones vaqueros. Se agachó y dejó que la marea se llevará sus sentimientos y reflexiones océano adentro.Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8431790326673538560.post-55415705588763991892010-11-10T22:38:00.000+01:002010-11-10T22:38:49.443+01:00Nostalgia.<i>Se sentó en el banco de siempre. Llovía, pero eso no importaba. Solo quería estar allí, olvidarse de todo y de todos.</i><br />
<i>La lluvía empapaba su cabello, del que caían gota tras gota, siguiendo un curioso ritmo. Su ropa se le había pegado al cuerpo, debido a la humedad.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>"Que llueva, que llueva, la Virgen de la cueva...". Las voces de aquellas niñas sonaron en su cabeza. Elena era una de ellas. Gritaban, corrían, saltaban, reían... Eran felices, ajenas a las preocupaciones que surgirían con el transcurrir del tiempo.</i><br />
<i>"Bendita infancia", pensó. Aquellos días en los que la sonrisa era su mejor traje, en los que juegos que ahora recordaba con nostalgia ocupaban su mente:</i><br />
<i>Si hacía algo con la mano derecha, tenía que repetirlo con la izquierda; todo debía ser simétrico.</i><br />
<i>Caminaba por la casa pisando cada una de las baldosas, pero no podía pisar las líneas de unión, ¿por qué? No lo sabía, mas sentía que así debía ser...</i><br />
<i>Hábitos, que tal vez ahora no tenían sentido, pero sí en aquel momento.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Notó, de pronto, que algo había cambiado. La lluvia había dejado de precipitarse sobre su cuerpo, ahora solamente una salada e imperceptible lágrima resbalaba por su mejilla, cargada de melancolía.</i><br />
<i>Miró al frente, el agua seguía cayendo.</i><br />
<i>Fue entonces cuando se volvió y le vio allí, de pie, a unos centímetros de ella, cubriéndola con un paraguas.</i><br />
<i>Sus miradas se cruzaron, fue como una gran explosión de energía, como el Big Bang.</i><br />
<i>Elena pudo percibir un atisbo de tristeza en aquellos profundos ojos color esmeralda.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>- ¿Un mal día? -, preguntó él.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>- Algo así -, respondió Elena.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Se limitó a sentarse junto a ella, sin dejar de protegerla del agua que caía cada vez con más violencia, y compartir aquel momento de recuerdos y nostalgia, sin decir una palabra, pero proporcionándole una inmensa paz.</i>Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8431790326673538560.post-25186349695331329402010-11-05T23:13:00.000+01:002010-11-05T23:14:19.281+01:00Mensaje.<span style="font-size: small;"><i><b>"Busca la felicidad, quizás está más cerca de lo que crees"</b></i></span><br />
<br />
<i>Aquel era el mensaje que un perfecto desconocido había destinado a aquella chica que creía que todo estaba perdido, que su vida estaba destinada a ser una más de las miles de millones que habían pasado por el planeta y que, antes o después, habían desaparecido tras el olvido. Lamentable perspectiva.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Pero este era un mensaje optimista, que le daba la vuelta a las cosas, ya que no había un solo camino: nuevas espectativas aparecían tras aquel pesado telón de preocupaciones; con algo de esfuerzo podría apartarlo y cruzar aquella línea que la separaba de la felicidad a la que él se refería.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Tal vez lo lograría, e intentarlo no sería tiempo perdido.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Fue entonces cuando dejó atrás aquellos tristes pensamientos que recorrían su mente, las inquietudes, ya que la vida había decidido, ahora no podía hacer nada. Todo había cambiado.</i><br />
<i> Pero ella sabía que tras aquella mano de cartas, habría otra que tal vez le serviría para ganar, quizás por primera vez, aquella partida. </i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>¿Por qué no? Algún día encontraría la pluma que le permitiese reescribir su destino...</i>Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8431790326673538560.post-58361344312517725662010-10-17T00:15:00.000+02:002010-10-17T00:15:45.251+02:00Azar.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://1.bp.blogspot.com/_umPH1ywr8p0/TLojj-8XPqI/AAAAAAAAABc/SZPlfCAy2lI/s1600/Margarita.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://1.bp.blogspot.com/_umPH1ywr8p0/TLojj-8XPqI/AAAAAAAAABc/SZPlfCAy2lI/s320/Margarita.jpg" width="284" /></a></div><br />
<br />
<br />
<br />
<i>La noche transcurrió lentamente. No dejaba de darle vueltas a lo ocurrido. En medio de la oscuridad, brillantes interrogantes daban vueltas a su alrededor. ¿Qué debía hacer ahora?</i><br />
<br />
<i>La Elena responsable pensaba: No puedo volver al parque. No sé como sabe mi nombre, ni quién es... todo es muy extraño. No, definitivamente no debo ir.</i><br />
<i>En cambio, la otra cara de Elena, la que quería, por una vez, aprovechar el momento, decía: Ve. Debes ir. La vida te presenta la oportunidad de vivir algo diferente. Hazlo.</i><br />
<i>Su lucha interior no terminó hasta que al fin le venció el sueño.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Al día siguiente seguía sin saber qué hacer.</i><br />
<i>Por una vez, pensó, que decida el azar. Cogió su cartera, sacó de ella una moneda y la tiró al aire.</i><br />
<i>- Cara, voy. Cruz, me quedo en casa.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Destapó su mano, y allí estaba la decisión. </i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Subió a su cuarto, metió sus llaves en el bolsillo y salió de casa.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Cuando vio que la moneda estaba cara arriba, su corazón dio un vuelco. Sabía que tenía una probabilidad del cincuenta por ciento de salir esa opción, pero no se la esperaba. Pensaba que su vida seguiría siendo tan previsible como siempre, pero en ese momento daba un giro de ciento ochenta grados.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Estaba llegando al rincón de aquella arboleda. Tenía la esperanza de que él estuviera allí, pero el asiento estaba vacío.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Ya estoy aquí, así que me quedaré unos minutos...</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Cuando se acercó lo suficiente, no pudo creer lo que estaba viendo.</i><br />
<br />
<i>En el banco había una preciosa margarita sobre un papel cuidadosamente doblado, en el que se podía leer su nombre: Elena. En su interior estaba escrito un mensaje, con una letra pulcra y definida, de una belleza como no había visto antes. Aquellos trazos delicados, pero al mismo tiempo precisos, hicieron que su corazón latiese con fuerza, casi tanta como cuando leyó su contenido.</i>Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8431790326673538560.post-65044169579368354572010-10-11T00:04:00.000+02:002010-10-11T00:22:16.982+02:00Elena<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/_umPH1ywr8p0/TLImm4o6a2I/AAAAAAAAABU/jULFymga6gs/s1600/AlamedaSantiago.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://3.bp.blogspot.com/_umPH1ywr8p0/TLImm4o6a2I/AAAAAAAAABU/jULFymga6gs/s320/AlamedaSantiago.jpg" width="283" /> </a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i>Como un día cualquiera, ella llegó a su añorado parque, de un verde intenso tras las última lluvias. </i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i>El cielo estaba despejado, sin una sola nube. Todo parecía indicar que aquel podía ser un día especial, un día diferente...</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i>Esta vez lo que la llevaba hasta a aquel recóndito lugar no era la tristeza habitual, sino un presentimiento que le decía que algo inesperado podía ocurrir. En su interior afloraba un sentimiento que no había tenido antes. Entonces lo vio, allí estaba él, sentado en el banco que ella solía ocupar. </i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i>Algo le decía que se acercara, pero su timidez, que nunca la abandonaba, hizo que diera media vuelta para volver a casa.</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i><br />
</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i>- Espera, por favor. No te vayas.</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i><br />
</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i>No había nadie más allí, ¿le estaría hablando a ella? </i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i><br />
</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i>- Perdona, no pretendía molestarte. Te he visto por aquí en los últimos días...</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i><br />
</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i>Era alto y apuesto. Tenía el pelo negro, y los ojos verdes, de un brillo intenso, que le recordaban a la esmeralda, uno de sus minerales predilectos.</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i>- Lo siento, pero se me ha hecho tarde, espero verte otro día por aquí, Elena.</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i><br />
</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i>¿Cómo podía saber él su nombre? ¿De qué la conocía? ¿Quién era?</i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br />
</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i>Más interrogantes que añadir a su interminable lista de dudas. </i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><br />
</div>Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8431790326673538560.post-2272710300891212332010-10-02T15:52:00.000+02:002010-10-02T15:52:07.723+02:00LLuvia.<div class="" id="show_blog_entry" style="height: auto; overflow: hidden;"><i>Tenía esa sensación de nuevo, esa sensación que rara vez desaparecía. <br />
Se estremecía, era inevitable. <br />
Encogida, en aquel rincón de su cuarto, echa un ovillo. <br />
Oyendo la lluvia contra los cristales, con su frenético ritmo que hacía que en su pecho aflorase una gran angustia. <br />
Quería llorar. Llorar y desahogarse, eliminar todo el rastro de esa presión.<br />
Quería que saliera el sol, que calentara cada célula de su piel, renovando toda su energía, mientras descansaba sobre el verde césped de aquel parque que tantos recuerdos de su infancia le traía.<br />
Pero el cielo estaba cubierto por tormentosas nubes, de un gris oscuro, amenazador.<br />
Tenía miedo, miedo a estar sola, a la soledad. A no encontrar a nadie con quien pudiera ser ella misma, sin pensar en que estaba quedando en ridículo, sin una sonrisa fingida, diciendo lo que realmente pensaba... Recordaba aquel persistente miedo al fracaso, al ridículo...</i><br />
<br />
<br />
<i>Al día siguiente, brillaba el sol en lo alto, rodeado de pequeñas y esponjosas nubes.<br />
Antes de salir de casa, se miró al espejo, colocó en su cara una sonrisa, a pesar de que lo que había en su interior no concordaba con ella, pero una vez más primaban las apariencias. En las cuencas de sus ojos quedaban restos de aquellas lágrimas de la noche pasada, tenía los ojos hinchados y enrojecidos, ocultos bajo unas gafas de sol. <br />
Nadie se preocuparía por su estado, es más, sería nuevamente objeto de burla.</i><br />
<i><br />
Salió por la puerta de su casa, camino a la rutina de cada día. Una monótona jornada más, sola, como siempre.<br />
Tal vez sería diferente, tal vez era un buen día, tal vez era el día en que todo cambiaría. <br />
Podría intentar ser positiva... ¿pero valdría la pena? ¿sería bueno hacerse ilusiones?</i><br />
<i><br />
No tenía respuestas, solamente un <span style="font-size: large;"><b>Quizás</b></span>.</i><br />
<br />
</div>Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8431790326673538560.post-26585260160690946602010-10-02T00:14:00.000+02:002010-10-02T00:14:30.047+02:00Ella.<i><b>E</b>lla estaba sentada en aquel banco del parque, alejado de todo y de todos.</i><br />
<i>Miles de pensamientos se agolpaban en su cabeza. Pensaba, simplemente pensaba.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Miedo, una realidad diaria en su vida.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Temía al mundo, al futuro, a lo que le deparaba... Se sentía insignificante ante algo tan inmenso, algo que la sobrepasaba. Era como un pez perdido en el exorbitante océano atlántico.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Tenía miedo de la gente, le horrorizaban las multitudes. </i><br />
<i>Pensar que nunca lograría adaptarse la inquietaba. </i><br />
<i>A menudo, por no decir prácticamente siempre, sentía que no encajaba, que era un bicho raro, que estaba fuera de lugar...</i><br />
<i>No era lo que la sociedad actual esperaba de una chica de su edad: no era guapa ni delgada, no seguía la moda, los temas banales no la preocupaban, hablaba poco...</i><br />
<i>Ella era más bien tímida, introvertida. </i><br />
<i>Le costaba llegar a confiar en alguien, porque durante su corta vida había habido desilusión tras desilusión.</i><br />
<i>No le gustaba hablar por hablar, sino que creía que en ocasiones valía más el silencio que palabras atropelladas sin apenas sentido. </i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Día tras día se repetía que no encajaba, y que posiblemente no lo haría jamás.</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Solía refugiarse en los libros. Imaginaba que era la protagonista: fuerte, valiente, intrépida... A pesar de tener que superar numerosos obstáculos triunfaba y alcanzaba su meta. ¿Alcanzaría ella la suya algún día?</i><br />
<i><br />
</i><br />
<i>Miles de interrogantes acudían a su mente atormentándola.</i><br />
<br />
<i>Una lágrima se deslizó por su mejilla. No quería seguir siendo insegura, tímida y vulnerable, pero no sabía como remediarlo, pero una verdad resaltaba en su cabeza:</i><br />
<i><br />
</i><br />
<div style="text-align: center;"><b><i>En ella se escondía la solución.</i></b></div>Eme.http://www.blogger.com/profile/15820445044454836942noreply@blogger.com0