viernes, 10 de diciembre de 2010

Hallazgo.




Desesperación, temor, miedo.

Anhelo, esperanza, deseo.

Sensaciones acumuladas día tras día en aquel frágil corazón, al que le costaba cada vez más resistir tan diversas emociones no exteriorizadas, reprimidas por aquel modelo de sociedad que seguía sin entender.

Elena corría. Corría desesperadamente.

Quería huír, no solo de aquella sala que tantos recuerdos le traía, sino que lo que realmente pretendía era escapar de sí misma, de sus miedos, de sus deseos, de sus sentimientos... Temía ser ella misma, temía sentir, y consecuentemente sufrir, como tantas otras veces.

Llegó a aquella cala apartada de las abarrotadas playas tomadas meses atrás por los turistas, y se dejó caer sobre la arena, agotada y sin fuerzas.

Pasó minutos tumbada sobre la arena, tal vez incluso horas, hasta que su respiración volvió a ser acompasada y rítmica, dejando atrás el cúlmen de su desesperación.

Notó como el agua del mar llegaba hasta ella. La marea había subido, el tiempo había pasado, pero su mente seguía debatiéndose entre lo propio y lo extraño, lo correcto y lo incoherente, lo monótono y lo espontáneo.

Abrió los ojos, y los rayos del sol del crepúsculo la cegaron.

¿Era aquello lo que deseaba? ¿No ver, y por tanto engañarse a sí misma, tratando de no sentir?
¿No vivir, y simplemente existir?

Se situaba ante un obstáculo. Dos caminos: rodearlo o saltarlo. Arriesgarse o no. Fallar o acertar.
Parejas de términos opuestos que encogían cada vez más aquel rescoldo de esperanza que quedaba en ella, ya que el temor a fallar, al No, a caerse... siempre acababan por superar a sus antónimos en aquella lucha interior.

Una suave brisa acarició su cara. Elena volvió su mirada al lugar de que esta procedía, y vio con asombro una especie de cuaderno que reposaba sobre la arena.

Se acercó y lo abrió, curiosa por un instante.
Cayó de él una hoja de papel, gastada, tal vez por su uso, que contenía un pentagrama con una serie de notas. Se preguntó cómo sería aquella melodía, que sensaciones transmitiría al oírla...

Y entonces reparó en el contenido de la primera página de aquel misterioso hallazgo.